A la hora de buscar vías de financiación para adquirir una vivienda, nos encontramos con diferente terminología para definir a las hipotecas existentes en el mercado. En este post, arrojamos luz sobre los términos hipoteca subrogada, hipoteca puente, hipoteca joven, para funcionarios, autónomos o hipoteca abierta. En función de tu situación actual y tus necesidades de financiación podrás acogerte a una u otra.
Hipoteca Subrogada
En este tipo de hipotecas, se modifica el deudor o acreedor del préstamo. Es un caso muy habitual cuando se adquiere una hipoteca sobre la que pesa una hipoteca. Hablamos de hipoteca subrogada cuando decidimos trasladar nuestra hipoteca actual a otra entidad bancaria al conseguir mejores condiciones de financiación. En estos casos, “subrogamos la hipoteca” sin necesidad de tener que volver a contratar una hipoteca nueva y cancelar la antigua.
Hipoteca puente
Una hipoteca puente es un tipo de préstamo hipotecario que permite adquirir una nueva vivienda al mismo tiempo que se continúa pagando la hipoteca del antiguo inmueble. Es una de las soluciones financieras ideales para aquellos que están buscando un nuevo hogar y están pensando en vender el actual. Si el proceso de venta de la casa actual se alarga, la hipoteca puente es la solución idónea.
Hipoteca Inversa
Es un tipo de hipoteca que está tomando auge en estos días para el colectivo de mayores de 65 años. En lugar de pagar una cantidad mensual a la entidad bancaria, es ésta la que paga una renta mensual al propietario que ofrece su vivienda como garantía. Este tipo de hipotecas resuelve las necesidades de efectivo de las personas mayores y les ofrece una renta vitalicia.
Hipoteca Joven
Son hipotecas orientadas a los menores de 35 años y que adquieren su primera vivienda. La capacidad de ahorro de este colectivo es menor y las entidades bancarias suelen ofrecer hipotecas con condiciones más ventajosas como puede ser poder disfrutar de plazos más largos que abaraten las cuotas mensuales.
Hipotecas para funcionarios
Ser funcionario del Estado significa que se cuenta con ingresos fijos y las entidades bancarias lo consideran un perfil más solvente. Por ello, se suelen ofrecer mejores condiciones de préstamos hipotecarios a este tipo de perfiles.
Hipotecas para autónomos
Si somos autónomos y queremos solicitar una hipoteca los bancos nos exigirán aportar más garantías de que podamos afrontar la deuda. Las entidades bancarias exigen al autónomo, como regla general, que acredite un mínimo de dos años de actividad. Normalmente, en este tipo de hipotecas los plazos de amortización son menores, para evitar que tenga que pagar cuotas una vez jubilado. Por tanto, las cuotas mensuales serán más elevadas y, además, suelen incrementar los intereses.
Hipoteca abierta
A diferencia del préstamo hipotecario convencional, la hipoteca abierta permite disponer nuevamente del dinero amortizado. Aunque a simple vista puede parecer beneficiosa, sin un buen control, puede llevar a un sobre-endeudamiento. Antes de solicitar una hipoteca abierta, hay que tener en cuenta que, aunque el interés de la hipoteca abierta sea más bajo, el de la disposición puede ser más elevado que un préstamo personal. Al solicitar disponer del dinero amortizado, el cliente alarga el plazo de reembolso del préstamo para que la cuota mensual no se eleve. En este caso, los intereses generados pueden llegar a ser superiores a los devengados en un préstamo al consumo.